En la primera parte de la introducción les hablaba del concepto y los origenes de la palabra CANON; asi como tembien fuimos entrando en algunos detalles sucedidos en la historia, para que usted y yo "HOY EN DÍA" podamos tener y leer la biblia con libertad.
Aquí la ultima parte de la introducción al Canon Bíblico:
La Iglesia reconoció como “Canónicos” únicamente aquellos libros que reunieran ciertas y especificas características, propias de todo escrito portador de la revelación divina. Debían estar escritos o dichos por un profeta o alguien con un don profético, ya que se trataba de revelación divina. Debían ser escritos para todas las generaciones y para todos los tiempos y debía concordar con las escrituras anteriormente reconocidas.
Observaban importantes áreas de análisis:
1.Inspiración divina
2.El testimonio de los profetas o “Profetismo”, para el AT
3.El testimonio o sello de los apóstoles o “Apostolicidad”
4.La unidad en la doctrina
5.La autenticidad
El principio comúnmente usado para aceptar un libro del nuevo testamento, era la tradición histórica de poseer sello apostólico. Pero debemos entender claramente que por esta apostolicidad no se quiere decir siempre que el autor haya sido un apóstol. Está claramente establecido que cuando éste era el caso no había dudas, porque desde muy temprano la rúbrica apostólica fue identificada con la canonicidad. Hubo dudas y se demoraron varios libros o secciones de la biblia, en ser aceptados como apostólicos y canonizados: la epístola a los hebreos, Santiago, Judas, 2da de Pedro, 2 y 3 de Juan y Apocalipsis.
El principio de canonicidad no es estrictamente la paternidad literaria apostólica de un escrito, sino la imposición que los apóstoles hacen del mismo. De ahí que el nombre que Tertuliano usara para canon sea “instrumentum”; él hablaba del Antiguo y Nuevo Instrumento como nosotros nos referimos al Antiguo y Nuevo Testamento. Hebreos era cuestionado en occidente por el desconocimiento de su autor, aunque en oriente se hidalga su autoría al apóstol Pablo, eruditos bíblicos han concluido, entre otros comentarios, que ni la estructura literaria, desarrollo, vocabulario, forma de presentarse, etc., pertenecen a Pablo.
Santiago fue demorado en ser reconocido por su fuerte carga legalista y por falta de autoría apostólica. Con la 2da epístola de Pedro la diferencia de estilo y de vocabulario, en comparación con la primera, bien le costó su demora. 2da y 3ra de Juan se cuestionaban por su brevedad y por la poca trascendencia de su contenido. La epístola de Judas, por su parte, carecía de autoridad apostólica, y finalmente el libro de apocalipsis se retraso en gran manera por lo fuerte y profundo de su contenido, y por las diferencias radicales que tiene con el evangelio según Juan.
Nadie niega que los apóstoles aplicaran el Antiguo Testamento a la Iglesia, como su instrumento o regla. Al imponer nuevos libros a las iglesias que fundaban, por la misma autoridad apostólica, no se limitaron a libros de su propia redacción.
Es el evangelio de Lucas, un hombre que no era apóstol ni caminó con Jesús, el que Pablo coloca paralelamente en 1Timoteo 5:18 con Lucas 10:7 y Deuteronomio 25:4”, lo cual le da validez.
Los Evangelios, que constituían la primera parte de los Nuevos libros “Los Evangelios y los Apóstoles”, fue el primer título que recibió el Nuevo Testamento. Según Justino, fueron “escritos por los apóstoles y sus compañeros”.
“La autoridad de los apóstoles se hallaba en los libros que entregaron a la Iglesia como regla, no sólo en los que ellos mismos escribieron, las comunidades primitivas recibieron en su Nuevo Testamento todos los libros que llevaban evidencias de haber sido dados por los apóstoles a la iglesia como código de ley; y no deben desorientarnos las vicisitudes históricas de la lenta circulación de algunos de estos libros, como si la lenta circulación significara lenta canonización, por una parte de las Iglesias” (Benjamín B. Warfield, The lnspiration and Authority of the Bible, 1960, PP.415, 416).
Gracias y que Dios les bendiga
Pastor Douglas Camarillo
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